INICIO Y APOGEO
UBICACION GEOGRAFICA
El municipio de Teotihuacán se localiza en la cuenca de México, en el
extremo nororiental de la misma y ligeramente en la misma dirección del
Distrito Federal.
El valle de Teotihuacán está situado a 45 km., hacia el noroeste de la
ciudad de México y a 119 km., de la ciudad de Toluca, dentro del
contexto regional, Teotihuacán pertenece a la Región Económica II
Zumpango la cual tiene bajo su jurisdicción a 31 municipios de la
entidad.
Cuenta con una superficie de 82.65 kilómetros cuadrados; representa el 0.37% del total del territorio del Estado.
FUNDACION DE TEOTIHUACAN
Teotihuacán («Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad
de los dioses»)
Es el nombre que se da a la que fue una de las mayores
ciudades de Mesoamérica durante la época prehispánica.
El topónimo es de
origen náhuatl y fue empleado por los mexicas, pero se desconoce el nombre que
le daban sus habitantes.
Los orígenes de Teotihuacán son todavía objeto de
investigación entre los especialistas. Alrededor del inicio de nuestra era, Teotihuacán
era una aldea que cobraba importancia como centro de culto en la cuenca del
Anáhuac. Las primeras construcciones de envergadura proceden de esa época, como
muestran las excavaciones en la Pirámide de la Luna.
Se desconoce cuál es la identidad étnica de los primeros
habitantes de Teotihuacán. Entre los candidatos se encuentran los totonacos,
los nahuas y los pueblos de habla otomangueana, particularmente los otomíes.
Las hipótesis más recientes apuntan a que Teotihuacán fue una urbe cosmopolita
en cuyo florecimiento se vieron involucrados grupos de diverso origen étnico,
como muestran los descubrimientos en el barrio zapoteco de la ciudad y la
presencia de objetos provenientes de otras regiones de Mesoamérica, sobre todo
de la región del Golfo y del área maya.
Durante la época prehispánica, Teotihuacán ha sido motivo de
interés para quienes han sucedido a los teotihuacanos en Mesoamérica. Los
toltecas y mexicas excavaron los restos de la ciudad para extraer objetos
preciosos de ella. La ciudad fue convertida en el escenario de mitos esenciales
para las creencias mesoamericanas, como la Leyenda de los Soles de los mexicas.
LA CIUDADELA
La Ciudadela es un conjunto arquitectónico
localizado en la banda poniente de la calzada de los muertos, al sur del curso
del río San Juan.
El conjunto forma una gran plaza cuadrangular de
aproximadamente 400 metros por lado y fue construido durante la fase Miccaotli,
entre los años 150 y 250 d. C.
El conjunto de La Ciudadela comprende también la
pirámide de la Serpiente Emplumada, a la que rodean trece templos secundarios
construidos sobre una plataforma. Detrás del templo de las Serpientes
Emplumadas se encuentran dos conjuntos habitacionales que pudieron estar
reservados para la élite teotihuacana.
En el centro de la plaza se encuentra un
adoratorio con cuatro escalinatas que daban acceso a la plataforma. La
Ciudadela se convirtió en el centro político, cultural y económico de la ciudad
de Teotihuacán, sitio que había correspondido al conjunto de la pirámide del
Sol hasta entonces.
Las causas de ese desplazamiento del centro de la ciudad
son desconocidas, pero podría haberse debido a factores políticos.
ARQUITECTURA
Está estrechamente relacionada con el urbanismo. La
planificación urbanística de la ciudad no sólo se encuentra en el centro, sino
que toda ella responde a un reticulado muy preciso. Además del eje principal de
la ciudad, que corre de norte a sur, la avenida Este (este-oeste) divide el
centro en cuatro partes.
La ciudad se extiende
por 20 km2 y debió tener una población de 100.000 habitantes. Alcanzó su mayor
auge en la fase Xolalpan (450-650 d.C.) cuya superficie abarcó 24 km2 llegando
a tener 250.000 habitantes. Las grandes pirámides del Sol y la Luna, el templo
del Quetzalpapalotl y la Ciudadela son los elementos más característicos.
La pirámide del Sol
(65 m de altura por 225 m de base) pesa alrededor de un millón de toneladas. El
carácter cortesano de las construcciones se pone de manifiesto con la gran
importancia que adquiere la Ciudadela. Se trata de una enorme plataforma de 400
m de largo que sostiene pirámides, templos y altares.
Al fondo del patio
principal se levanta el palacio de Quetzalcóatl, una estructura de seis cuerpos
con tablero-talud, que más tarde se ornamentaría con imágenes de los dioses
Quetzalcóatl (serpiente emplumada) y Tláloc (dios de la Lluvia) y con numerosos
elementos marinos y conchas. La utilización del sistema constructivo
tablero/talud para cubrir los edificios alcanzó en Teotihuacán su máxima
expresión difundiéndose después por toda Mesoamérica. Los materiales básicos de
construcción eran de origen local. Se trituraban las rocas volcánicas de los
afloramientos del valle y se mezclaban con tierra y cal para obtener una
especie de hormigón resistente a la humedad que se utilizaba en las
cimentaciones de los muros, que se hacían de adobes o de piedra sujeta con
mortero.
Los suelos y el
revestimiento de los muros solían acabarse con un revoco que se pulimentaba
cuidadosamente. El estilo geométrico y severo manifestado en su planificación y
en el revestimiento de sus edificios fue suavizado por los relieves y murales
que los cubrían. Las construcciones neurálgicas de la ciudad eran sagradas.
Toda la capital fue concebida como un proyecto sagrado, el centro cósmico donde
se creó el mundo que habitamos. Los barrios de las afueras constituían
verdaderos conjuntos de apartamentos unifamiliares. Las habitaciones se
disponían hacia el patio interior y las paredes exteriores eran altas. Los
edificios fueron estucados y pintados de vivos colores, mientras el interior era
decorado con murales de gran riqueza técnica y simbólica. Es muy probable que
los ocupantes de estos recintos estuvieran relacionados primariamente por lazos
de parentesco, pero también por una común especialización artesanal.
ARTE
El arte teotihuacano
expresa por primera vez de forma grandiosa la concepción estatal mesoamericana
que encontraría eco en lugares tan alejados como Monte Albán, El Tajín,
Kaminaljuyú o Tikal.
La mayor contribución de Teotihuacán fue establecer las
características definitorias de la ciudad sagrada. Toda ella constituye un gran
teatro propagandístico donde la escenografía es espectacular y conmovedora. La
gran Avenida de los Muertos con las grandes pirámides del Sol y la Luna
constituían un eje grandioso, en torno al cual se levantaban construcciones
palaciegas y templarias, mientras las áreas habitacionales se situaban en los
barrios de las afueras (Atetelco, Tetitla, Tepantitla).
Su grandiosidad es
tal que cuando varios siglos después los aztecas tuvieron que elegir un lugar
para situar la creación del mundo se decidieron por Teotihuacán. Un creciente
comercio llevó su influjo hasta los lugares más distantes de Mesoamérica: por
el norte hasta los desiertos de Sonora y Sinaloa y, por el sur, hasta Uaxactún
y Tikal en las tierras bajas mayas. El resultado fue un enorme crecimiento de
los sectores artesanales y un perfeccionamiento técnico de todas las artes como
nunca antes se había conocido.
ESCULTURA
No alcanzó entre los teotihuacanos la importancia que tuvo
entre pueblos anteriores (olmecas) y posteriores (toltecas y aztecas).
En términos generales podríamos decir que se limita a
reforzar el mensaje ideológico de las elites. Son geométricas y de apariencia
pesada.
La pieza más singular es una cariátide utilizada como elemento arquitectónico
y asociada con la pirámide de la Luna que parece ser un antecedente de la
estatua azteca de la diosa del agua (Chalchiuhtlicue).
El marcador de Juego
de Pelota de La Ventilla es el único ejemplo notable que poseemos.
CERAMICA
Fue uno de los elementos más característicos de la cultura
teotihuacana. Una vez cubiertas por una fina capa de estuco se pintaban sobre
ellas temas geométricos y escenas naturalistas que incluían dioses, sacerdotes,
jeroglíficos, animales y plantas. El tipo más difundido fue el cilindro trípode
con tapadera, decorado con pintura, relieve e incisión. La cerámica llamada
Naranja Delgada alcanzó una gran difusión utilizándose como moneda hasta los
confines del Imperio.
Coincidiendo con la aparición de escenas militaristas
encontramos una cerámica antropomorfa, realizada a molde, que representa
hombres desnudos en actitud de movimiento o sentados a la manera oriental. Su
rostro es triangular con deformación craneana predominando la concepción lineal
del cuerpo.
ARTE MURAL
Ejemplifica muy bien la concepción sagrada de la ciudad.
Las escenas están
presididas por figuras de dioses o por sacerdotes ataviados con sus atributos.
El más representado es el dios de la lluvia, Tláloc, protagonista de numerosas
ceremonias relacionadas con la tierra y la fertilidad. El Tlalocan, o paraíso
del dios Tláloc, es el mural más conocido. Situado en el barrio de Tepantitla
nos muestra a las almas de los difuntos disfrutando felices de los dones de la
naturaleza.
A mediados del siglo V, y coincidiendo con la expansión de
la cultura teotihuacana a otros territorios, los murales se llenan de escenas y
motivos militares, con guerreros armados con escudos, dardos y propulsores,
jaguares y coyotes comiendo corazones humanos y diferentes signos calendáricos
asociados con textos dinásticos.
Otros murales en Atetelco, Zacuala o Teopancaxco, arrojan
información sobre otros dioses, sobre el calendario, el comercio y las
actividades guerreras.
GOBIERNO DE TEOTIHUACAN
Aunque muchos expertos, en repetidas ocasiones, han señalado a
Teotihuacan como un Imperio, en los últimos años se ha comprobado que
más bien se tiene que hablar de un Estado teotihuacano de tipo
teocrático.
Tales afirmaciones acerca de la existencia de un Estado teotihuacano encuentran su fundamento en lo siguiente: En primer lugar, el ordenamiento y urbanización que presenta la ciudad, nos habla de una sociedad que debió de haber alcanzado una organización social perfectamente estructurada, muy diferente de las de tipo tribal. Las mismas pirámides son un claro ejemplo de que su construcción no pudo haber sido posible sin una conducción, planeación, y trabajo jerarquizado.
Los teotihuacanos fueron mucho más que una ciudad-Estado, lograron un dominio sobre los pueblos cercanos y además penetraron, de manera notoria, en zonas muy alejadas, como sería el caso de las ciudades mayas de Centroamérica. Se creyó que los teotihuacanos habían formado un basto imperio a base de conquistas militares, sin embargo, las investigaciones más recientes explican que los habitantes de Teotihuacan fueron pacíficos, dedicados en mayor medida al comercio, lo cual ha hecho pensar a los especialistas que el Estado teotihuacano pudo, a través del comercio, introducirse a regiones recónditas y así extender su influencia cultural a otros pueblos; aunque existen evidencias militaristas y posibles sacrificios, estos pertenecen al periodo final de la urbe.
Cabe destacar el hecho de que Teotihuacan monopolizara la explotación y comercio de la obsidiana. Debido al desconocimiento de la metalurgia, los pueblos mesoamericanos utilizaron a la obsidiana para hacer objetos punzo cortantes, además de que era un elemento importante en el rito de Tezcatlipoca; al ser la obsidiana un producto comercializado por Teotihuacan, gracias a la cernanía del volcán Navajas, la veta de obsidiana más grande de Mesoamérica, la importancia de la ciudad fue mucho mayor.
Tales afirmaciones acerca de la existencia de un Estado teotihuacano encuentran su fundamento en lo siguiente: En primer lugar, el ordenamiento y urbanización que presenta la ciudad, nos habla de una sociedad que debió de haber alcanzado una organización social perfectamente estructurada, muy diferente de las de tipo tribal. Las mismas pirámides son un claro ejemplo de que su construcción no pudo haber sido posible sin una conducción, planeación, y trabajo jerarquizado.
Los teotihuacanos fueron mucho más que una ciudad-Estado, lograron un dominio sobre los pueblos cercanos y además penetraron, de manera notoria, en zonas muy alejadas, como sería el caso de las ciudades mayas de Centroamérica. Se creyó que los teotihuacanos habían formado un basto imperio a base de conquistas militares, sin embargo, las investigaciones más recientes explican que los habitantes de Teotihuacan fueron pacíficos, dedicados en mayor medida al comercio, lo cual ha hecho pensar a los especialistas que el Estado teotihuacano pudo, a través del comercio, introducirse a regiones recónditas y así extender su influencia cultural a otros pueblos; aunque existen evidencias militaristas y posibles sacrificios, estos pertenecen al periodo final de la urbe.
Cabe destacar el hecho de que Teotihuacan monopolizara la explotación y comercio de la obsidiana. Debido al desconocimiento de la metalurgia, los pueblos mesoamericanos utilizaron a la obsidiana para hacer objetos punzo cortantes, además de que era un elemento importante en el rito de Tezcatlipoca; al ser la obsidiana un producto comercializado por Teotihuacan, gracias a la cernanía del volcán Navajas, la veta de obsidiana más grande de Mesoamérica, la importancia de la ciudad fue mucho mayor.
RELIGION
La religión que imperó en Teotihuacan era de tipo politeísta, y sus
principales dioses fueron Tlaloc y Quetzalcóatl. Tlaloc era el dios de
la lluvia, según la cultura mexica, pero en Teotihuacan, existe la
posibilidad de que hubiese tenido mayores atributos. En algunos
estudios, se especula que Tlaloc pudo haber sido no sólo una deidad
relacionada con la lluvia, sino también con la tierra, pues ambos
elementos tienen que ver con la agricultura, que era la base de todo
pueblo sedentario; estas hipótesis se basan en lo siguiente: Tlaloc es
un vocablo nahuatl que probablemente se deriva de la palabra tlatoa, que
significa "correr" y por eso su relación con los torrentes de agua,
pero la experta Thalma Sullivan explica que Tlaloc tiene más afinidad
con el término tlalli, que significa "tierra".
La representación que se hace de Tlaloc es la de ser con características antropomorfas y animales, de ojos grandes y saltones, ataviado con un tocado de plumas, con la parte superior de su cara en forma de pájaro y colmillos en la boca, un rasgo distintivo de los dioses. La figura de Tlaloc se puede observar constantemente en las pinturas murales, las cuales han servido para poder entender un poco más del culto religioso.
Quetzalcóatl era la deidad creadora y su nombre tiene dos acepciones: La más común de éllas es la de "serpiente emplumada", pero también se le puede llamar "el gemelo divino", haciendo referencia al astro que representa, Venus, y el cual se le consideraba gemelo por ser estrella de la mañana y estrella de la tarde.
La representación que se hace de Tlaloc es la de ser con características antropomorfas y animales, de ojos grandes y saltones, ataviado con un tocado de plumas, con la parte superior de su cara en forma de pájaro y colmillos en la boca, un rasgo distintivo de los dioses. La figura de Tlaloc se puede observar constantemente en las pinturas murales, las cuales han servido para poder entender un poco más del culto religioso.
Quetzalcóatl era la deidad creadora y su nombre tiene dos acepciones: La más común de éllas es la de "serpiente emplumada", pero también se le puede llamar "el gemelo divino", haciendo referencia al astro que representa, Venus, y el cual se le consideraba gemelo por ser estrella de la mañana y estrella de la tarde.
ELABORO:
EQUIPO 1
1° II
Alma Jessica Alvarez Vasquez
Alexander Benites Garcia
Evelin Garcia Garcia
Luis Jesus Garcia Sostenes
Valerio Gutierrez Ramirez
Aide Concepcion Jimenez Colin
Itzel Salvador Jimenez
Eduardo Reyna Guadarrama
Santiago Urbina Lopez
Olger U. Martinez De Jesus
Jaquelin Contreras Reyes